Una instalación eléctrica en corriente alterna (AC) con receptores donde la intensidad está desfasada con respecto a la tensión, (transformador, motor, climatización, electrónica de potencia, etc.), absorbe una energía total denominada energía aparente (S)
El cos (ϕ) es el desfase senoidal entre la onda de tensión y la de corriente, es decir, el retraso o adelanto en el tiempo pasando por un determinado punto.
El factor de potencia (ϕ) es lo mismo pero sumando los efectos de la distorsión armónica.
La potencia activa P (kW) corresponde a la energía activa (kWh).
La energía activa es la que necesita un receptor para ser transformada en trabajo útil, luz o calor.
La energía reactiva (kVArh) genera en los bobinados de los receptores un campo megnético imprescindible para hacerlos funcionar.
A esta energía corresponde la potencia reactiva Q (kVAr); que es, al contrariamente a las precedentes, improductiva para el receptor.
Aumentando el factor de potencia de una instalación se minimiza el consumo de energía Reactiva, y ello revierte en
beneficios técnicos y económicos, tales como :
- disminución las pérdidas de energía activa en los cables
- reducción en las pérdidas de tensión
- aumento de la potencia activa disponible (mejora el “rendimiento eléctrico” de la instalación)
- importante ahorro en la factura eléctrica